Los días anteriores al matrimonio, hicimos entretenidísimos paseos a Emerald Isle. Fuimos invitados al hogar de los Fosters a una encantadora velada. Pasamos horas en casa de Julita entre risas y pisco-sour, conversando, decorando, y preparándonos para el gran día, visitamos a los abuelitos Vicks, visitamos la impresionante oficina de Polloni Design.
La noche anterior al matrimonio, nos juntamos todos en casa de Julita, para conocer los hermanos y sobrinitos de Martita. Para todos nosotros como familia fue un feliz nuevo encuentro, con todos nuestros hijos juntos, nietos y Camilita. Y sobre todo el gran gusto de compartir esta alegría con la familia Foster.
Así llegó el día 28 de Septiembre. Julita cedió su dormitorio a la novia y sus damas de honor, las cuales entre recuerdos familiares, bellos vestidos y abrazos de saludos se arreglaban. Nosotros, mientras tanto, nos vestíamos en el dormitorio de visitas, o mejor dicho, Albertito me vestía a mi, porque esto de colocarse un smoking es muy complicado. Clina y nuestras hijas, Astrid y Camilita aparecieron como bellas flores, orgulloso producto de nuestra unión de 50 años atrás.
Martita bellísima fue escoltada por su padre, Marion. Albertito llevaba del brazo a Hazel. Seguidos por Clina y yo. Después Julita y Aaron, y finalmente las dos hermanas mayores, Mary y Clinita, las cuales le leyeron a la pareja los consejos del matrimonio. Los invitados rodeaban la glorieta, y todos juntos compartimos la felicidad de los novios.
Al terminar la Ceremonia Religiosa, se instaló en la glorieta la banda de música “Carnavalito”, empezando una noche inolvidable de celebración, con esquisita comida, mucha conversación e incansables bailes.
Los novios se fueron de Luna de Miel a Charleston, Carolina del Sur.
|