El 9 de enero de 1939 se produce el gran terremoto de Concepción y Chillan.
El gobierno dispuso que el ejército se hiciera cargo de la reparación y construcción, en cierta medida de los destrozos causados por el sismo de grado 8. Dentro de las unidades del ejército para este fin fue designado el Regimiento de Ferrocarrileros de Puente Alto, que le correspondió el despeje de los escombros y de los edificios a medio destruir. En estos últimos quedo la famosa Catedral de Concepción, que por considerarse un milagro la gente no quería que se terminara de destruir. Entonces el General Cañas y mi padre tuvieron que montar una campaña para realizar las labores que el gobierno había señalado. El trabajo mas dificultoso fue echar abajo las torres de dicha catedral, que por su gran altura podrían causar otros destrozos y muertes en lugares impredecibles. Estudio que fue encargado a mi padre, el cual lo hizo con tanta minuciosidad y profesionalismo que al producirse las explosiones, las torres cayeron en lugares que el había predeterminado y estudiado, que junto con otras colaboraciones extras a la población, le valieron una felicitación especial de las autoridades, vecinos y la Señora de Bahamonde. La cual se expreso en la iglesia con una nota de admiración y una rosa, que le entrego en la misa oficial. (ver pagina 66 de Alberto Polloni Roldan).
Izquierda: Con mi amigo Teniente Solorza y algunos soldados en campaña.
Abajo: 1940, Reunión social de oficiales con sus esposas de la Escuela de Ingenieros y con mis padres, Sergio y la Abuelita Julita.
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